martes, 24 de noviembre de 2009



Cabalgando con la mirada en alto. La sombra de mi caballo y yo salía del desierto que recorríamos. La frente me hervía. La de mi caballo lanzaba llamas incandescentes que de a poco me deslumbraban. Opté por bajarme de su montura y asesinarle. Me había cansado de estar sentado, la verdad. Tenía unas almorranas que comenzaban a irritarme, ya saben, tengo un carácter complicado y más cuando el dolor me empieza por el culo. El doctor me dijo en la primera ocasión que le visite con este mismo mal, del que la verdad nunca alcanzaba a recuperarme del todo, ya saben, mis nervios, nnnnnnnno son de acero, que nada más fatal que estar sentado por espacios tan largos de tiempo. Le había contado que era escritor, que pasaba mañanas y tardes rodeado de ideas frente a mi computador. Le había dicho que era una especie de fijación, la verdad, que mis padres ya me habían querido sacar de mi vicio pero que no me dejaba engatusar con sus patrañas de llevarme a Paris y dejarme ser con una relativamente alta mesada mensual, para que me dedicase a lo que quisiera, ya fuera a contraer sífilis o sida o lo que fuera que quisiera, en Paris y con sus mujeres. Ah…, pues me bajé y le asesiné. Era lo único que podía hacer. Ningún puto animal de mierda me va andar llevando por caminos que no quiero. Además, la sombra que proyectaba mi sola humanidad era aún más grande que la que hacía montado de aquel despojo de vida y sangre. Ya abajo, saqué la pomadita que me recetó mi puñetero doctor. La primera vez que lo visite, insistió tanto en untármela él mismo que no pude negarme. Cuando, con su cara en mi culo, note que comenzaba a soplarme y a lamerme, temí tanto por mi integridad que, de nervios, me pedorré con tanta fuerza que se me salió la caca en su cara. ¡Error, el puto doctor estaba tan enfermo como yo, que comenzó a atrapar al vuelo las descargas de desechos que mis temblorosas tripitas expulsaban con tal enjundia! ¡Ah!, me dije. ¡No me puede estar pasando esto a mi, dios mío! Mientras que el doctor a cada bocado decía: ¡buenísimo, buenísimo!

3 comentarios:

Viajero vertical dijo...

ya hace falta una nueva entrada, mi Xiang

Viajero vertical dijo...

...y que me haga reír tanto como ésta

schémata dijo...

jeje

¡ya hay nuevas entradas viajero!

no sé si con humor, pero creo que algunas si no me dan tanta pena como esta.. jaja